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viernes, 22 de noviembre de 2013

FLAMENQUINES DE BARATILLO

Flamenquines baratos pero muy ricos, de lomo de cerdo y bacon. Grandes ventajas: suelen gustar a los niños, fríos están riquísimos (casi más que calientes) y se pueden congelar estupendamente antes de freírlos, con lo que podemos hacer muchos de una vez y comérnoslos cuando queramos. 
Y son fáciles de hacer. Incluso tú, que no vales para nada, podrás hacerlos sin problemas.  
INGREDIENTES: filetes de lomo de cerdo adobado, lonchas de bacon, harina, huevo y pan rallado. Aceite para freir, claro. 

No tiene mucho misterio hacer éstos flamenquines. Coge un filete de lomo y sobre una superficie plana aplástalo, sin romperlo, para que quede fino y más grande y acogedor. Ponle encima, en medio, una loncha no muy grande de bacon (que no sobresalga), y enrollalo todo hasta hacer un canutillo. Con fuerza, para que luego no se abra. Así uno tras otro.
Dispón un plato con harina, otro con huevo batido (no lo escatimes, es fundamental para el empanado) y otro con pan rallado. Pasa cada flamenquín primero por la harina, luego por el huevo -que quede bien cubierto- y, por último, y apretándolo bien, por el pan rallado. 
Hechos están. Se fríen en aceite caliente pero sin pasarse hasta que estén dorados, serán tres o cuatro minutos. 
Y lo dicho: fríos están buenísimos, y puedes hacer unos cuantos miles de ellos y congelarlos sin freír, así los tienes para emergencias pues, muy amables, no necesitan descongelarse para ponerlos en la sartén. 
Una posibilidad es poner un trocito o media loncha de queso junto con el bacon; pero cuidado de centrarlo bien y que no sea mucho, porque si al freírlo se funde y se pasa al aceite se quemará y nos joderá todo el asunto.
Otra idea es mezclar el pan rallado con queso parmesano rallado, y empanarlo con la mezcla. Cuidado si lo haces con la temperatura del aceite, que no sea mucha, y cuida de que el queso sea rallado y no en polvo, o se quemará. 
El aceite queda herido de muerte tras hacer flamenquines: fíltralo después con un colador de trapo o con papel de cocina, para volverlo a usar. 

jueves, 14 de noviembre de 2013

ALUBIAS O JUDÍAS CON CHORIZO, TOCINO Y MORCILLA



Toma nota, torpe ser humano, de la forma de elaborar unas judías o alubias con sus sacramentos (pues así suelen llamarse los productos del cerdo que se guisan con las legumbres). Receta para cuatro personas.

INGREDIENTES:      - Judías o alubias blancas. Medio kilo.
                                      - Chorizo, tocino y morcilla. Morcilla asturiana, jamás de arroz. Esos paquetes de compango asturiano que venden en los mercados, en los que vienen las tres cosas, suelen estar bien.
                                       - Un par de huesos de jamón.
                                       - Una cabeza de ajos entera.
                                       - Pimentón dulce y picante.
                                       - Una cebolla gordita.

El día anterior (sí, el día anterior, esto no es fasfud) se cuece el hueso de jamón junto con el tocino y el chorizo. La morcilla no. En olla exprés, si queréis, una hora, o un par de ellas en cazuela normal. Sacad lo sólido y guardad caldo y sacramentos en la nevera, cada uno por su lado. Y pon las alubias en remojo: pon bastante agua que se la beben. Hala, hasta mañana.
Ya es mañana. Escurre las alubias y échalas en el caldo de ayer, así frío como está. En medio, coloca la cabeza de ajos entera, sin pelar, sólo un poco lavada en agua. Esta cabeza se saca cuando el guiso esté hecho y se tira, aunque hay quien se zampa los ajos.
Nada de olla exprés para ésto, ¿eh?, y el fuego más bien lento. Ahora viene un truco: a las alubias o judías HAY QUE ASUSTARLAS TRES VECES. ¿Y qué es eso?, os preguntaréis; pues se trata de que, cuando arranquen a hervir, les arrojemos un chorro de agua fría para cortar el hervor, y así tres veces. Esto, por razones que no alcanzo a comprender, ayuda a que la consistencia de la alubia sea la deseada, y no se deshaga fácilmente ni se endurezca.
Asustadas que están las alubias, dejamos que se vayan haciendo a fuego lento. Cuando lleven una hora, más o menos, les echamos el chorizo, el tocino y la morcilla, troceados. También algo de jamón de los huesos, si tenían. Que se hagan un rato.
Hay que probar las alubias. Cuando veamos que están un poquillo duras todavía debemos añadir el sofrito. Se hace con bastante aceite, un chorro generoso, no sé, como tres o cuatro cucharadas de aceite, ahí freímos la cebolla. Con la cebolla rallada mejor que cortada, pues así se disolverá en el guiso.
Cuando esté ya un poco frita, le añadimos un par de cucharaditas de pimentón dulce (o agridulce) y media de pimentón picante. Eso ya es al gusto de cada uno. Mezclar con la cebolla y dejar que se fría un minuto o dos, que no se queme el pimentón. Si el pimentón se quema, la hemos jodido.  Cuando esté, se añade a las alubias.

Hay que moverlas de vez en cuando pero NUNCA LAS MUEVAS CON UN INSTRUMENTO. Muévelas agarrando las asas de la cazuela y haciendo movimientos giratorios y de atrás a delante.
Y ya se trata de esperar a que estén. Hombre, media horilla después de echar el sofrito sí debieran estar. Todo depende de lo suave o fuerte que se ponga el fuego. El tiempo total, si se hace despacio, es de unas tres horas o tres y media. En principio siempre es mejor más lento. Se puede acelerar al final, si es que están hechas y tienen mucho caldo, pero cuidado que no se peguen.
Y cuanto mejores sean los ingredientes mejor saldrán las alubias. Recomiendo vivamente no escatimar en el pimentón: si está más o menos fresco y es bueno ayudará mucho a que todo esté rico.
Compra unas guindillas para acompañar.
Si piensas que has de congelar parte de lo hecho, déjalas con más caldo, así se congelarán mejor y podrás ponerlas después en el microondas sin que se sequen.